Accidentes fisiológicos

Saber para actuar adecuadamente

Podemos agrupar los accidentes fisiológicos que afectan al pimiento en 6 grandes factores:

  • AGRIETAMIENTO O RAJADO DEL FRUTO
  • ASFIXIA RADICULAR
  • CAÍDA DE FLORES
  • ASOLADO
  • NECROSIS O PODREDUMBRE APICAL
  • FRÍO

Reconocerlos y saber manejarlos es fundamental para garantizar la salud del fruto.

El agrietamiento o rajado del fruto hace referencia a la formación de grietas circulares y/o longitudinales, constituyendo éstas una vía de entrada de diversos microorganismos que generan pudriciones en fruto. Puede ser causado por excesos de agua, escaso desarrollo foliar y otras causas, habiendo diferente sensibilidad varietal. Generalmente se produce en frutos maduros después de lluvias. Para evitarlo se recomienda realizar aportes regulares de agua al cultivo.

La asfixia radicular se produce debido a la ausencia de oxígeno, necesario para la respiración de las raíces. El primer síntoma de la asfixia es el amarillamiento de las hojas, seguido de marchitamiento e incluso la muerte. Se suele dar en zonas de la parcela donde se producen encharcamientos, siendo el pimiento una especie particularmente sensible a los mismos. Plantas con un estado avanzado de asfixia presentan ausencia de raíces secundarias al ser extraídas.

Hay muchos factores relacionados con la caída de flores: fisiológicos (falta de fecundación), condiciones de estrés ambiental en la planta (alta o baja temperatura y humedad relativa, fuertes vientos, tratamientos con reguladores del crecimiento, exceso o carencia de nutrientes) y otras causas (insectos).

Lesión que aparece en el fruto como manchas de color blanco – pardo, ligeramente hundidas y con los márgenes bien definidos. Estas lesiones se desarrollan en la parte del fruto expuesta al sol, pues el exceso de exposición a la insolación es el origen de este accidente fisiológico. Para prevenir su aparición se recomienda potenciar un adecuado equilibrio entre la parte aérea y la radicular, manejando correctamente el abonado y el agua, evitando
la presencia de plagas o enfermedades que provoquen una defoliación.

Se caracteriza por el desarrollo de una mancha parda en el ápice del fruto, produciéndose por una deficiencia de calcio durante el desarrollo del mismo. Para evitarlo se recomienda abonar correctamente, pudiéndose realizar
aportaciones de calcio por vía foliar o en el agua de riego. También se aconseja evitar excesos de nitrógeno, éste provoca crecimientos rápidos incrementando el riesgo de podredumbre, y realizar riegos frecuentes y moderados.

En frutos verdes el frío provoca la aparición de coloraciones moradas. Los daños más importantes por frío suelen producirse en frutos durante el cultivo a causa de las heladas o durante el almacenamiento por
excesiva refrigeración.